jueves, 8 de junio de 2017

La nueva Gran Vía no es calle para bicis


Hace unos días se presentó el proyecto de la reforma de la Gran Vía en el que se pretende reconfigurar la distribución actual de este eje emblemático de Madrid. Una vez evaluado lo que ha trascendido del proyecto y tras la convocatoria del pasado día 6 de junio del Foro Ciclista, desde Bicilineal consideramos necesario hacer los siguientes comentarios:

  1. El aspecto más positivo es el enfoque peatonal del que se dota a esta calle, así como la creación de una futura APR. Una calle que actualmente arrincona al peatón siendo una de las que más afluencia de viandantes tiene en la ciudad, necesitaba una actuación urgente de este tipo. Las aceras van a ser aumentadas y acondicionadas, incluyendo más zonas verdes y de carácter estancial, potenciado esto último por la remodelación conjunta de las seis plazas adyacentes.
  2. Otro aspecto positivo es la reducción de coches tanto por la creación de la APR como por el nuevo reparto de espacio para tráfico rodado al ampliar la acera haciendo que desaparezca un carril por sentido de la calzada.
  3. El tercer (y último, lamentablemente) aspecto positivo sería la potenciación de transporte público con el mantenimiento de un carril bus que, por otra parte, debería de haberse planteado como de uso exclusivo para autobuses
  4. El aspecto más negativo, y que más directamente nos afecta, es la casi nula inclusión que se hace de la bicicleta. Aprovechando la remodelación completa de esta vía se debería potenciar la movilidad sostenible y dar continuidad a la política que se está llevando a cabo en otras zonas de Madrid con la  creación de itinerarios ciclistas. Por ello no entendemos que tan sólo se dote de un carril bici exclusivo en el tramo de subida desde Plaza de España hasta Callao, lo que no solamente es insuficiente si no que su falta de continuidad hace que su eficacia quede mermada. La nueva configuración de la calzada, tal y como ha sido planteada, deja al ciclista urbano teniendo que convivir, incluso en tramos de pendientes ascendientes pronunciadas, en un solo carril con los coches de particulares, servicios de transporte, furgonetas de reparto, servicios de hoteles, etcétera. Es decir, el efecto potenciador y de discriminación positiva que pudiera tener el insuficiente carril bici segregado en subida queda completamente anulado. Cabe destacar que la gran mayoría de asociaciones y colectivos ciclistas han apelado a que en este eje se dotara de la necesaria infraestructura ciclista, al menos, en los tramos ascendentes.
  5. A este respecto, en el seno de Bicilineal hemos analizado las posibilidades que tiene esta vía y estos serían algunos de los aspectos que deberían tenerse en cuenta si realmente se quiere potenciar las movilidad ciclista:
    1. Carril bici segregado en toda la calle. Una opción sería hacerlo en mediana separado del resto del tráfico rodado y dotado de facilidades de giro a las calles perpendiculares.
    2. Carril bici segregado en todos los tramos de pendiente ascendente. Esto sería, en definitiva, desde Plaza de España hasta la Red de San Luis y desde la Calle de Alcalá hasta Callao. En el resto de tramos descendentes cabrían dos posibilidades:
      1. Ciclocarril 30.
      2. Carril bus de ancho especial.

Es el momento de visibilizar la bicicleta urbana de una vez por todas y darle la importancia que tiene como elemento de transporte en una ciudad moderna y sostenible y para ello hay que dotarla de elementos que fomenten su uso de forma transversal a todos los sectores de la población.

Hace unos meses desde Bicilineal promovimos un manifiesto donde se instaba a las autoridades competentes "a llevar a cabo tantas actuaciones sean  necesarias  para  que  la  movilidad  en  bicicleta  sea  una  realidad  para todas las personas, independientemente de su edad y condición física". No se debe desaprovechar esta oportunidad única de dotar a la Gran Vía de esos elementos.